Una performance o acción artística es una muestra escénica, muchas veces con un importante factor de improvisación, en la que la provocación o el asombro, así como el sentido de la estética, juegan un papel principal. Tuvo su auge durante los años noventa.
El término performance se ha difundido en las
artes plásticas a partir de la expresión inglesa performance art con el
significado de arte en vivo. Está ligado
al Happening,
al movimiento Fluxus,
al Body art
y, en general, al arte conceptual. Al principio de los años
sesenta, artistas como George Maciunas, Joseph Beuys,
Wolf Vostell,
y Nam June Paik
entre otros, empezaron a crear los primeros happenings y conciertos fluxus. El
término performance comenzó a ser utilizado especialmente para definir
ciertas manifestaciones artísticas a finales de los años sesenta, con artistas
como Carolee Schneemann, Marina
Abramovic y Gilbert & George entre otros.
El arte de la performance es aquel en el que el
trabajo lo constituyen las acciones de un individuo o un grupo, en un lugar
determinado y durante un tiempo concreto. La performance o "acción
artística" puede ocurrir en cualquier lugar, iniciarse en cualquier
momento y puede tener cualquier duración; una "acción artística" es
cualquier situación que involucre cuatro elementos básicos: tiempo, espacio, el
cuerpo del artista y una relación entre éste y el público. La performance se
opone a la pintura
o la escultura,
ya que no es el objeto sino el sujeto el elemento constitutivo de la obra
artística.
La performance tiene parentescos con la acción poética, la intermedia,
la poesía visual y otras expresiones del arte contemporáneo. Algunos llaman a tales
expresiones (idénticas o muy similares a la performance): live art, action art, intervenciones y manoeuvres.
Relación entre el video y la performance.
La performance como
hecho artístico y su documentación entendida como prolongación de la propuesta
original, en contraposición con las prácticas de la recopilación histórica e
informativa propias de la exégesis crítica; es decir, performances creadas
especialmente o rediseñadas en función de su posterior registro.
Esta particular relación propone considerar su recepción estética en el seno de la tensión que se establece entre medios de expresión irreductibles, tensión que pone en funcionamiento una dialéctica que tiene por polos al acto original y al registro final del mismo.
El movimiento dialéctico señala un espacio de relaciones que no pueden ser fijadas de antemano, sino que deben comprenderse en función de las propuestas originales. Las prácticas de la foto-performance y la video-performance, por ejemplo, tienden a privilegiar al registro como soporte antes que a la acción registrada. En contrapartida, obras como las de Ana Mendieta dan al registro la categoría de «huella» del acto original, mientras otras parecen desplegarse en situaciones aún más complejas, como podría ser el caso de los registros que la artista francesa Orlan realiza de sus intervenciones quirúrgicas o la superposición entre acto y registro en las fotografías de Cindy Sherman.
Lo que en todos los casos resulta evidente es que el registro no agota al acto y que éste no existe independientemente de aquél. Por el contrario, muchos artistas tienden a dimensionar o rediseñar la propuesta performática en función del medio de registro elegido, posibilitando una recepción diferente en cada caso (acto, registro), que les ha permitido trascender la instancia de la acción-transformada-en-objeto y su documentación.
La recepción debe entenderse en esos casos como una pugna -característica de la confrontación dialéctica- entre la génesis y el resultado del acto, donde la complementariedad de los medios se coarta dando lugar a un espacio de indeterminación productivo, espacio privilegiado de la relación del autor con su espectador, donde se ponen en marcha las claves de la recepción estética de la obra.
Esta particular relación propone considerar su recepción estética en el seno de la tensión que se establece entre medios de expresión irreductibles, tensión que pone en funcionamiento una dialéctica que tiene por polos al acto original y al registro final del mismo.
El movimiento dialéctico señala un espacio de relaciones que no pueden ser fijadas de antemano, sino que deben comprenderse en función de las propuestas originales. Las prácticas de la foto-performance y la video-performance, por ejemplo, tienden a privilegiar al registro como soporte antes que a la acción registrada. En contrapartida, obras como las de Ana Mendieta dan al registro la categoría de «huella» del acto original, mientras otras parecen desplegarse en situaciones aún más complejas, como podría ser el caso de los registros que la artista francesa Orlan realiza de sus intervenciones quirúrgicas o la superposición entre acto y registro en las fotografías de Cindy Sherman.
Lo que en todos los casos resulta evidente es que el registro no agota al acto y que éste no existe independientemente de aquél. Por el contrario, muchos artistas tienden a dimensionar o rediseñar la propuesta performática en función del medio de registro elegido, posibilitando una recepción diferente en cada caso (acto, registro), que les ha permitido trascender la instancia de la acción-transformada-en-objeto y su documentación.
La recepción debe entenderse en esos casos como una pugna -característica de la confrontación dialéctica- entre la génesis y el resultado del acto, donde la complementariedad de los medios se coarta dando lugar a un espacio de indeterminación productivo, espacio privilegiado de la relación del autor con su espectador, donde se ponen en marcha las claves de la recepción estética de la obra.
Video terapia
El autoconcepto es la representación mental que la persona tiene de sí misma, a un nivel físico, emocional e intelectual.
¿Qué es?
Es un nuevo método de trabajo para el crecimiento personal apoyado en las
actuales tecnologías audiovisuales, en las técnicas de grupo y en las
herramientas de la terapia gestalt.
¿Qué es el autoconcepto?
El autoconcepto es la representación mental que la persona tiene de sí misma, a un nivel físico, emocional e intelectual.
Todos creamos una imagen interna de nosotros mismos a la que intentamos
ajustarnos con mayor o menor éxito. De esta percepción de ajuste entre “cómo
queremos ser” y “cómo creemos que somos” depende en gran medida la
sensación de satisfacción personal. Para conseguirlo hacemos verdaderos
esfuerzos, depositando, muchas veces, la razón de nuestro valor personal en el
éxito de haber conseguido ser como habíamos proyectado ser.
La cuestión se complica cuando entra en juego el otro, ya que
desearíamos que nos percibiera tal y como hemos diseñado nuestra
laboriosa construcción del “si mismo”. Es en este punto donde surgen
muchos de los problemas y de las distorsiones que nos dificultan la aceptación
propia, por un lado, y la relación con los otros, por otro.
El autoconcepto es un marco
de referencia necesario desde el que interpretar las propias experiencias y la
realidad externa. Un buen ajuste del mismo contribuye a la salud y al equilibrio
psíquico permitiendo a una persona respetarse y valorarse tal como uno es.
La mayor parte de los problemas de estrés, de autoestima, de ansiedad y
de relación tienen su origen en el autoconcepto.
¿En qué ayuda la videoterapia?
Estamos
sumergidos en una sociedad que demanda de nosotros una serie de respuestas muy
estereotipadas. Eso hace que intentemos responder a las expectativas muchas
veces pasando por alto si podemos o si queremos hacerlo.
La
vidioterapia permite diseccionar las distintas partes entre la relación de una
consigo mismo y de un con el otro. Conocer qué distancia hay entre lo que
quiero y lo que puedo, conocer cuáles con las limitaciones verdaderas y las que
fantaseamos, encontrar cuales son nuestras exigencias y las exigencias del
otro, ver cómo nos condiciona la expectativa de cómo tendría que ser y la
constratación de cómo soy.
EJEMPLO DE VIDEOTERAPIA CON UNA ASOCIACIÓN DE MUJERES.
Terapia de Arte se une al arte
digital y multimedia Sociales
La terapia del arte se
vuelve digital en el siglo 21. Los materiales tradicionales de las artes visuales del
siglo 20 - Medios de dibujo, pintura, escultura y collage o mixtas - ha
definido el campo del arte terapia en los últimos 50
años.
A medida que la
tecnología digital se ha vuelto más accesible y directa, los practicantes de la
terapia del arte se van incluyendo los medios digitales como método y medio
para el cliente de auto-expresión.
El uso de video [ahora
digital] para capturar y reproducir porciones de sesiones a los clientes es más
común, este medio ha demostrado ser particularmente útil en el tratamiento de trauma síntomas
relacionados, tales como la evitación y la disociación en niños y adultos.
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