EL CÓMIC COMO TERAPIA


El cómic

Se llama historieta o cómic (del inglés comic) a una serie de dibujos que constituye un relato, con texto o sin él, así como al libro o revista que la contiene. La definición de mayor popularidad entre los especialistas es la de Scott McCloud: «Ilustraciones yuxtapuestas y otras imágenes en secuencia deliberada con el propósito de transmitir información u obtener una respuesta estética del lector». Las historietas pueden estar dibujadas en papel, o estar en forma digital (e-comic, webcomics y similares).
El arteterapia y la narrativa, son técnicas útiles para ayudar a los individuos traumatizados.

El cómic como terapia

Marwencol: el hombre que creó su propio mundo para evadirse de este

Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/19880-Marwencol-hombre-que-cre%C3%B3-su-propio-mundo-para-evadirse-de-este
Marwencol: el hombre que creó su propio mundo para evadirse de este

Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/19880-Marwencol-hombre-que-cre%C3%B3-su-propio-mundo-para-evadirse-de-este
Marwencol: el hombre que creó su propio mundo para evadirse de este.

Hace más de 10 años, el 8 de abril de 2000, Mark Hogankempa, de Nueva York, fue atacado a la salida de un bar por cinco hombres borrachos que lo golpearon casi hasta la muerte. Como consecuencia de haber recibido numerosos golpes en la cabeza, cayó en estado de coma. Después de nueve días en esa
Hace más de 10 años, el 8 de abril de 2000, Mark Hogankempa, de Nueva York, fue atacado a la salida de un bar por cinco hombres borrachos que lo golpearon casi hasta la muerte.

Como consecuencia de haber recibido numerosos golpes en la cabeza, cayó en estado de coma. Después de nueve días en esa situación y cuarenta días en el hospital, fue dado de alta con unos daños cerebrales que le dejaron escasa memoria de su vida anterior.




Incluso una terapia a largo plazo no pudo curarle completamente. Para restaurar la coordinación de los movimientos y el estado mental, a Mark le aconsejaron trabajar con objetos pequeños, y así nació el 'proyecto Marwencol'. Mark decidió dedicarse a las miniaturas, concretamente a los soldados. Construyó una ciudad de la Segunda Guerra Mundial a una escala de 1:6, y la llamó Marwencol. En las calles de la ciudad de Mark viven héroes, luchan, se enamoran, arriesgando sus vidas, desangrándose. En pocas palabras, sustituye el mundo real por uno más seguro para Mark.


Así, rehabilita sus heridas físicas mediante la manipulación de pequeños muñecos y objetos, y sus heridas mentales, al interpretar varias batallas e historias.



Durante el curso de rehabilitación Mark inventó su propio mundo, que habitan pequeñas figuras. En este mundo están su madre, sus amigos cercanos y él mismo. Pero también están aquellos a quienes odia. En su mundo, están interpretados por los nazis. En este pequeño universo siempre pasa algo, acontecimientos que son mucho más interesantes para Mark que la vida real. Para grabar su Marvenkol, empezó a utilizar su cámara.

Cuando comenzó a documentar sus dramas en miniatura con su cámara, sus imágenes fueron descubiertas y publicadas por la revista Esopus.


Las obras de Mark fueron exhibidas en las galerías de arte más prestigiosas de Nueva York. En 2010, durante el festival The South by Southwest se estrenó la película 'Marwencol' sobre Mark Hogankempa y su mundo de ficción.



Marwencol es una película documental independiente que explora la vida y obra del fotógrafo. Es el primer largometraje del director-editor Jeff Malmberg.



 
 

El cómic se acerca al cáncer

  • Dos iniciativas españolas reflejan la realidad de este diagnóstico en viñetas


Una de las viñetas del cómic de cáncer de mama

MARÍA VALERIO MADRID.- Victoria Robledo de Santesmases, Sandra García García, Salustiano y Sireno tienen algo en común. Los cuatro son protagonistas de dos cómics españoles que pretenden acercarse al cáncer desde las viñetas.
Las dos primeras son las pacientes que protagonizan 'Un día como hoy (el cáncer de mama entró en casa)', un cómic editado por la Sociedad Española de Senología y Patología Mamaria (SESPM) que pretende dar a conocer cómo se enfrentan estas pacientes (y quienes les rodean) al drama que supone la enfermedad.
Cada una de ellas tiene una edad y un diagnóstico diferente, dos personajes inventados, pero que, como reconoce el doctor Carlos Vázquez, "vemos todos los días en la consulta". La una, joven, atareada, con un marido permanentemente pegado al teléfono móvil y una hija adolescente. La otra, con sus 70 serenos años recién cumplidos, que debe someterse a una mastectomía radical a causa de un tumor infiltrante.

Este cómic, en el que se muestra cómo se enfrentan dos enfermas y sus familias a la noticia de un cáncer de mama, pretende servir de ayuda a todos los que rodean a una enferma de cáncer de mama a entender la enfermedad y lo que ésta es capaz de hacer física y psicológicamente a la enferma.

La reacción de la familia

"Habíamos visto que existen un buen número de maneras de informar a las pacientes, libros, historias en primera persona, y algunas más didácticas con gráficos y dibujos ilustrativos...", explica Vázquez. También se han editado recientemente cómics sobre cáncer en otros países, como el exitoso 'Cancer Vixen', pero la idea era que la iniciativa española reflejase no sólo el sentir de la paciente, sino también de toda su familia, de cómo se enfrenta cada individuo al drama que supone recibir de repente la noticia.
"Por eso creo que el cómic puede ser útil a las pacientes con cáncer, pero también para las mujeres sanas, e incluso para el público en general; porque todos nos podemos ver en esa situación que aparece de repente", apunta el presidente de la SESPM.
De momento, los ejemplares (editados por la farmacéutica Pfizer), han llegado ya a las asociaciones de pacientes con cáncer de mama de toda España, y pueden solicitarse gratuitamente a través de la Sociedad. El siguiente paso que tienen ya en mente es convertir el cómic en una producción para televisión y darle animación a las imágenes.

Para niños

 Los protagonistas del tebeo infantil (Foto: Hosp. Málaga)

Salustiano y Sireno, por su parte, son el 'bueno' y el 'malo' de 'Aventura en radioterapia', otra historia en forma de viñetas que han diseñado especialistas del Hospital Regional de Málaga. El objetivo en este caso es ayudar a los niños con cáncer que deben pasar por la planta de radioterapia; unos 25 al año.
La idea del cómic surgió de Encarnación Martín, supervisora de enfermería del servicio de Oncología Radioterápica, al ver cómo los niños se entretenían cuando José Manuel Peña, un técnico de radioterapia, les hacía algún dibujo. "Teníamos que aprovecharnos un poco de él", señala Encarnación. Y es que 'Ne Peña', su apodo como dibujante, que empezó estudiando medicina dejó los libros de anatomía por las viñetas y durante varios años se dedicó profesionalmente a esta labor en periódicos como Diario de Cádiz o para la agencia EFE.
"Lo tuve que dejar para ganarme un sueldo todos los meses, pero ahora este cómic me ha permitido dedicar algo de tiempo al dibujo, que me sigue entusiasmando", explica. El dibujante-técnico se inspiró en la película 'La vida es bella' para preparar este trabajo. "El hospital no deja de ser un sufrimiento y pensé cómo un adulto podía enmascarlo para que un niño lo viera de otra manera".
Los protagonistas son Tina y Cany, que recorren la terapia guiados por su cicerone, Salustiano (duende de la salud); y luchando contra la enfermedad (que representa Sireno). El resto de protagonistas son el doctor Galennon; Alex, el acelerador lineal; el escáner de simulación; la puerta a la fantasía o el equipo de anestesia, un arma que les inmoviliza para hacerles invisibles.
El otro responsable de los guiones de 'Aventura en radioterapia' es Juan Carlos Florido, enfermero de la unidad, quien explica que el cómic está destinado a niños con una edad comprendida entre los siete y 12 años. "Para todos aquellos que lo puedan leer. O incluso para los más pequeños si contamos con la ayuda de sus padres, nuestros grandes aliados".
Con esta iniciativa pretenden disminuir la angustia de los pacientes y explicarles, de una manera sencilla, qué es lo que se van a encontrar allí y en qué consiste el tratamiento. "El problema cuando llegan aquí es que están saturados de médicos y de pruebas, no te prestan atención. Es una manera de acercarnos a ellos", apunta Juan Carlos.
De momento, se editarán unos 100 ejemplares para repartirlos a los niños y padres que inicien su terapia en el hospital; aunque otros hospitales y asociaciones ya se han mostrado interesados por la iniciativa, que ya fue buen acogida en el VI Congreso Nacional de Federación de Sociedades Españolas de Oncología (FESEO), celebrado en Madrid recientemente.
Además de las tiras de imágenes, el libro incluye un pasatiempo, un recortable, trucos de magia y dibujos para colorear por si hay que matar el tiempo en la sala de espera mientras llega su turno de tratamiento. En la parte final, en una especie de cuaderno de notas, los niños también podrán dibujar sus propias viñetas o escribir sus vivencias.
Encarnación Martín apunta que, gracias a la buena acogida que ha tenido el cómic, están pensando en hacerlo animado para "poder proyectarlo en la sala de espera mientras los pacientes les toca su turno".


El cómic como terapia y experimento visual .

FELIPE ALMENDROS




Felipe Almendros lo cuenta de puño y letra: “en el 2006 me propuse dibujar un cómic, sólo para ver si era capaz de acabar algo”. Y el milagro ocurrió y Glénat publicó “Pony Boy”. A su vuelta de un viaje obligado a México autoeditó un segundo titulo, “Save Our Souls” hasta que Apa Apa lo acabó publicando. Y ahora, todavía en parte ajeno al mundo del cómic, presenta un nuevo título donde el dibujo le ha supuesto un verdadero tratado de autoayuda que ha decidido presentar al mundo. El motivo real: la muerte de su padre y la leucemia de su hermana, detonantes de un surrealista relato donde Almendros viaja al interior de sus preocupaciones, fobias y problemas con una intensidad donde el autor desnuda su alma y recuerdos con un humor negro que le permite superar, con su ausencia de limites en cada página (sus dibujos fluyen y recorren las hojas sin viñetas que les detengan) lo peor de su realidad. Un arriesgado ejercicio de originalidad conseguida. De nuevo.

ENTREVISTA CON FELIPE ALMENDROS


El cómic es un medio que por supuesto conocías y habías practicado con anterioridad pero, ¿por qué elegir tu estilo de viñeta libre para purgar una mala experiencia personal? ¿Nunca pensaste en sencillamente escribir o purgar sentimientos por otra vía?

Simplemente tuve la necesidad de explicar todo lo que me supuso la experiencia que viví. Yo nunca he escrito un diario, pero en ese momento me pareció que debía hacerlo sin pensar demasiado en quien lo iba a leer.
Elegí el formato de cómic, porque como ilustrador me era más cómodo ayudarme de mis dibujos para explicar todo lo que pasaba por mi cabeza: situaciones vividas, diálogos, personajes, lugares...

¿Tus páginas son el fruto de un meditado guión y disposición visual de lo que dibujas o hay también mucho de dejar que sean tus manos dibujando de forma libre las que lleven el paso y peso de la historia?

Antes de empezar a trabajar en el libro, fui construyendo el “guión” en mi cabeza. Sabía lo que quería contar y tenía muy claro la estructura y situaciones que mi personaje iba a vivir. Así que hubo un poco de todo: mucha improvisación a la hora de inventar los diálogos, pero también mucha planificación previa que había ido construyendo mentalmente. Creo que el hecho de no haber escrito un guión previo me hizo ser más constante a la hora de desarrollar la historia, porque las ideas las plasmaba directamente a base de dibujos y diálogos tal y como lo iba imaginando. Quizás haya sido esa la técnica que me ha impedido autocensurarme a la hora de narrar la historia.



Cuentas en primera persona como este libro te ha servido para ayudarte a superar una situación real grave. ¿Qué te hizo decidirte a compartir tu experiencia, vida y algo personal con el gran público consumidor de tebeos y novelas gráficas publicando este libro?

Si te soy sincero, nunca imaginé que lo fuera a leer tanta gente. Simplemente me dejé llevar por la historia que había imaginado, con situaciones reales y otras más noveladas y retorcidas. Me gustaba ver como quedaría todo ese mundo sobre el papel. Creía que era la clase de novela, cómic o película que me gustaría ver o leer. Cuando la acabé y compartí con algunos amigos, me di cuenta que era algo que podía ser publicado, porque les había gustado mucho.

A quién podríamos culpar de tu depurado y único estilo gráfico si en teoría no eres demasiado aficionado al género o no has leído tantos autores como el aficionado medio; es decir, ¿alguna influencia confesable clara?
Me siento idiota cuando digo que no he leído comics, pero es que lo único que he leído tampoco creo que tenga nada que ver con mi estilo, así que prefiero no decirlo, porque me siento muy vulnerable cuando confieso mis gustos. Soy capaz de contar mi vida y miserias en un comic, pero soy incapaz de decirte que libro, película, grupo musical o comic me gusta. No entiendo esa necesidad que hay por compartir ese tipo de cosas.
  
Nuestra revista es básicamente musical, de modo que ¿cuál sería la banda sonora ideal para disfrutar de una obra tan particular como la tuya?
Música clásica.



¿La atención de los medios y público te animarán a seguir sorprendiéndonos con nuevas obras gráficas de dominio público?

No lo vivo con mucha intensidad, lo miro con distancia y pienso en que sino escribo nada más tampoco pasa nada. 



¿Sacar fuera todo lo que nos cuentas te ha servido personalmente tanto como esperabas?

Me ha servido mucho. Sobre todo el tiempo que pasé en el hospital con mi hermana, hablar con ella, ver como se recuperaba de la leucemia que padecía y sentirme útil. Ser capaz de no pensar tanto en mí y en mis depresiones, y más en estar a su lado cuidándola e intentando que fuera feliz. Me di cuenta de que mis pensamientos oscuros pasaban a un segundo plano, a un plano demasiado abstracto y que los verdaderos problemas, como el que sufría mi ella, eran problemas más reales y tangibles. Pensar más en ella y menos en mí fue lo que realmente me ayudó. El cómic me ayudó a estar entretenido, a no pensar en mi depresión y en divertirme como un niño mientras lo dibujaba.

En una tarde de ocio que se plantea más apetecible para alguien que se expresa con tanta claridad: ¿cine, teatro, un buen libro, un tebeo o algo más?

Sin duda cine o tele, algo que me masajee el cerebro y que no suponga ningún esfuerzo. Soy incapaz de leer nada, lo he intentado muchas veces, pero es imposible. Cuando he acabado de “leer” una página, me doy cuenta de que no he entendido nada porque estaba pensando en mis cosas.



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